sábado, 31 de marzo de 2012

Santo Domingo Yanhuitlan

Santo Domingo Yanhuitlan

El Municipio de Santo Domingo Yanhuitlan (Yodzocahi en lengua mixteca) es uno de los 32 municipios que integran el Distrito de Nochixtlan, según el manuscrito conocido con el nombre de Código Bodley 2858 en la interpretación del doctor Alfonso Caso : Yanhuitlan se traduce como “Tapete de plumas de Quetzal”.
Los españoles en sus tránsitos por las regiones mixtecas y zapotecas quedaron muy sorprendidos al ver las grandes poblaciones como Tamuzulapan, Sosota y Yanhuitlán. Este ultimo pueblo. Situado en una hermosa llanura de gran capacidad de vientos saludables y de temple frió seco, tenía de visita veinte pueblos grandes. La construcción de la iglesia primitiva fue comenzada hacia 1541 sobre la mina de cantera, y al parecer se terminó entre 1555 y 1575, erigiéndose fuerte y hermosísimo. El templo en su interior fue adornado con lienzos del diestro pintor Andrés de Concha, venido del Escorial.

Ubicación

El actual minucipio de Yanhitlán se localiza en el extremo noroeste del valle de Teposolula- Yanhuitlán, en una llanura con una superficie de 6914.9 ha. Colinda al norte y noreste con Santo Domingo Tonaltepec, Santa María Pozoltepec y San Juan Teposcolula; al oeste y sureste con Santiago Tillo, Santa María Suchixtlán, San Mateo Yucucui, al este y noroeste con San Juan Yuquita, Santa María Chachuapan Y San Bartolo Soyaltepec. Está integrado políticamente y administrativamente por las rancherías de Xacañi (cueva al pie del cerro), El Yasmín, Yuxaxino (lugar de ríos), Tosí, Yahayucuanina, Yucuidahuico (lugar de fiestas), Cieneguilla y Río Grande. Se ubica a 2200 m sobre el nivel del mar.

Iglesia y convento de Yanhuitlan

El convento de Yanhuitlan. La población de Santo Domingo Yanhuitlan en la Mixteca Alta, se localiza exactamente en el centro del valle que lleva el mismo nombre.
Yanhuitlan fue en la época prehispánica, asiento de uno de los señoríos mixtecos y existió ahí un importante Teocalli o adoratorio, sobre el cual vinieron los frailes dominicos a edificar el convento que hoy admiramos.
Al igual que otros conventos contemporáneos, consta de un templo principal y capilla abierta. Si bien se siguen los cánones constructivos establecidos por los superiores de la orden, existían algunas diferencias en la distribución de los espacios entre unos conventos y otros. En el de Yanhuitlan por ejemplo, la capilla abierta se encuentra anexa al convento y al templo principal. De hecho la capilla, bajo su gran bóveda arqueada, da acceso a la portería y al claustro.
El templo principal es de una sola nave y su fachada orientada hacia el poniente es de extrema sencillez, hecho que contrasta con la elegancia del claustro y con la diversa decoración del interior de la iglesia. Los retablos laterales, nichos, estatuas, comisas y artesonados de una exquisita talla, sirven para resaltar el magnifico altar mayor autentica obra de arte, ejemplo de armonía, enaltecido durante muchos siglos, su construcción inició en el siglo XVI, las pinturas con las que cuenta la decoración del convento son obra del pintor Andrés de la Concha (excelso pintor colonial).



Hoy en Yanhuitlán conserve un enorme conjunto conventual, a pesar de intensos terremotos y guerras sufridas. Ahora podemos tener acceso a él a través de sus escalinatas y una de ellas, la del poniente, nos lleva hacia la puerta principal del templo denominada “Puerta del Perdón”, la cual mide 29 metros de altura y fue al parecer construida hacia 1575. Algunos estudiosos atribuyen la autoría de está obra por el pintor Andrés de Choncha, si bien no se ha encontrado evidencia que esto pruebe.
Hace más de 20 años se descubrió que atrás de está fachada existió otra más antigua que contenía en su parte superior un gran óculo por donde penetraba la luz, razón por la cual el sotocoro, esto es la parte inferior del coro, presenta una altura reducida en proporción a la altura total de la nave. De la fachada que hoy tenemos a la vista, sobresale al centro del relieve de la Virgen del Rosario que con su manto protege a dos Santos Dominicos, a los extremos
Se encuentran dos torres, de las cuales sólo la del lado sur conserve el campanario.
En el recorrido por el exterior de la iglesia observamos los dos arcos botareles que según Borgoa fueron construidos por un arquitecto italiano y se hicieron probablemente a principios del siglo XVII con el fin de contrarrestar los efectos provocados por los sismos. Tan frecuentes en el territorio oaxaqueño. Entre estos contrafuertes, y en la parte superior de los muros, se encuentran ventanas amenizadas de antigua reminiscencia gótica.
El acceso al templo en el lado norte conserva la talla en piedra de una hermosa portada plateresca enmarcada con dos grandes columnas. En los muros y bóvedas de Yanhuitlán, a diferencia de otros lugares, se utilizaron dos parámetros de piedra labrada aparente, rellenos con mampostería, pintando de blanco tan sólo las juntas, los pisos de la iglesia son de piedra.



El Convento está ubicado en el lado sur de la iglesia, y en su parte baja encontramos la sala de profindis, el refectorio, la cocina. La despensa y el almacén. En la parte superior, ala que se llega por una gran escalera, se situaba las celdas para 15 monjes y el prior (párroco). Dos aljibes (pozos) proporcionaban el agua suficiente para beber y existía un huerto de frutales y hortalizas que se regalan con el líquido proveniente de la acequia (canal) ubicada a lado noroeste del atrio. Una hospedería (hospedaje), construida en un inicio para recibir y alojar a los religiosos de las primeras reuniones provinciales, contaba con cinco habitaciones y se halla en la sección suroeste del convento de Yanhuitlán. Al centro del atrio del claustro inferior se encontraba el antiguo árbol de ciprés, del cual se hacia mención a principios del siglo pasado, pero con la falta de cuidado esté se seco se fue deteriorando hasta que ya no quedo nada del árbol donde actualmente se encuentra el escudo de Santo Domingo hecho en piedra especial para darse un toque dominico.
Los corredores de la planta baja se encuentran techados con bóvedas de nervaduras (bordes), no así la planta alta, cuya cubierta esta resuelta a base de ladrillos y madera. Todavía a principios del siglo pasado existían en las esquinas del claustro (pasillo o galería) bajo imágenes sobre lienzo y en tres de ellas estaban representadas las escenas del Señor de la Columna, del Descendimiento del Señor Crucificado y de la Oración en el Huerto. Al igual que en esto Domingo Grande de Oaxaca, en cada pilar del mismo espacio se hallaba pintado algún santo al que guardaba devoción los frailes dominicos.
Al subir por la amplia escalinata observamos en el descanso un mural con la pintura dedicada a San Cristóbal, el santo portador de cristo. Debajo de está escalera existe un cuarto que fue utilizado como prisión de los soldados extranjeros durante la guerra de la intervención francesa en el siglo XIX y en donde algunos prisioneros dejaron inscripciones sobre las paredes del recinto. Se tiene por cierto el hecho de que en épocas antiguas esté lugar fue destinado como calabozo de la Inquisición cuando los frailes habitaban el convento.



Saliendo de las celdas en el claustro alto. Los padres dominicos tenían acceso al coro de la iglesia para presenciar los oficios litúrgicos. Ahí observamos el órgano de época barroca, recientemente restaurado.
Desde épocas antiguas Oaxaca ha tenido un efecto especial por la música. Era común que las iglesias oaxaqueñas que parte de las ganancias obtenidas por las limosnas y los esquilmos de las haciendas de las cofradías se invirtieran en la capilla de cantores, constituida por una pequeña orquesta, en donde el maestro músico enseñaba a jóvenes la interpretación musical y el oficio del canto.
Desde el coro percibimos el alto espacio de la nave de la iglesia, característico de las primeras construcciones cristianas del siglo XVI como también lo observamos en Teposcolula o Coixtlahuaca. Los altos muros se desplantas lisos hasta llegar a la cornisa típicamente dominica, de donde surgen los arcos y las nervaduras (bordes). Al fondo del majestuosa arco triunfal enmarca la entrada al presbiterio (altar) y él apreciamos las esculturas de San Pedro y San Pablo entre frondosos relieves entrelazadas.
Al interior del presbítero, lugar en donde se ubica el altar mayor, observamos, el gran retablo de madera dorada, cuya altura y disposición en forma de biombo lo hace excepcional dentro del arte de la retablística mexicana. Las pinturas sobre tabla fueron efectuadas por el pintor sevillano del siglo XVI Andrés de Concha, y el retablo fue construido afines del siglo XVII, momento en que se dispusieron nuevas columnas del estilo salomónico.
A demás del retablo mayor en donde Andrés de concha pintó las escenas más importantes del adoctrinamiento cristiano, en Yanhuitlán existían; hasta el siglo pasado, 20 altares, quizá, con su respectivo retablo. En el muro sur de la nave de la iglesia tenemos la entrada hacia la sacristía y la sala capitular (adoración).
En el siglo XVII existían, además del retablo principal, cuatro que lo acompañaban en la capilla mayor y ocho más en cada lado del templo, con un total de 13 retablos. También en los primeros años del siglo XIX nos da cuenta de la existencia de 20 alteres, auque estas no tenían retablo.
Actualmente la Iglesia de Yanhuitlán se está quedando en el abandono, ya que se ha ido deteriorando con el paso del tiempo, pero sigue siendo una de las iglesias con mayor parecido a la que se encuentra en Oaxaca y sigue conservando algunas tradiciones muy especiales para los Yanhuitecos, como es, la Semana Santa, una de sus principales fiestas en mayo venerando a la imagen del Divino Señor de Ayuxi, Todos Santos, y la Navidad, también es tradición de está comunidad la Mayordomía.
Así mismo, se encuentra en este pueblo una capilla denominada el Calvario, en donde se encuentra el ”Divino Señor de Ayuxi”, la virgen de la Concepción, entre otros, ubicado en la parte superior del pueblo.
Yanhuitlán, un municipio pequeño, pero con una iglesia que todos los habitantes de la misma, se sienten orgullosos de tenerla y tratar de conservarla.
Por su riqueza y gran originalidad con la que cuenta el convento, este altar sirvió como modelo al Padre Esteban Arroyo, para la elaboración del altar mayor que le mando reponer al templo de Santo Domingo de Guzmán en la ciudad de Oaxaca.

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